La música tiene un gran beneficio en el desarrollo global de los niños. Está comprobado que una práctica regular de la música durante los primeros siete años de vida, tiene impacto directo en la formación y conectividad del cerebro.
Adicionalmente, la música fomenta las capacidades psicomotrices en la infancia.
Podemos hacer ejercicios rítmicos que a su vez repercutan en habilidades como las matemáticas.
El lenguaje y la música entran por nuestros oídos. Con la música desarrollamos la conciencia fonológica y el reconocimiento de palabras. Además, estimulamos la percepción auditiva, la memoria fonológica y el desarrollo de la capacidad de escucha en los niños.
El aprendizaje de la música tiene impactos en la memoria. Ha sido demostrado que la región del lóbulo temporal izquierdo, la cual está ligada a la memoria verbal, se encuentra más desarrollada en los niños que practican música de manera regular.
El aprendizaje de música tiene impactos a nivel del desarrollo de la función sensorial y motora, mejorando la planificación y ejecución de los movimientos.
Las actividades rítmicas desarrolladas en los niños que practican de manera regular la música tiene un impacto positivo sobre la inteligencia corporal (Kinestésica) en la medida en que mejoran la coordinación, el equilibrio, el tono muscular y la orientación espacial.
Diversas investigaciones han indicado que varios componentes de la música contribuyen a un mejor manejo y entendimiento de las fracciones.
El razonamiento abstracto puede ser mejorado con el estudio de la música desde la infancia.
Cuando el movimiento del cuerpo está asociado al sonido, los niños prestan más atención dado deben responder con sus cuerpos a los diferentes estímulos sonoros. De esta manera, la atención se estimula y se mantiene. Los niños capaces de mantener la atención por más tiempo son, por lo general, niños que cuentan con un aprendizaje más eficaz en su vida escolar.
Desarrollar la capacidad de expresar las emociones a través del movimiento y de traducir con su cuerpo lo que el sonido les causa o genera, ayuda a los niños a tener más confianza en sí mismos, desarrollando una expresión corporal más libre y natural.
Desarrollar la expresividad de los niños, estimula su inteligencia emocional y facilita la interacción con su entorno.
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